lunes, 18 de abril de 2016

Albert Benoît Marie Lancaster, un belga en Monterrey.

En 1882, Albert Lancaster, científico, meteorólogo y autor belga, Inspector del Observatorio Real de Brucelas y miembro del Comité Central y la Biblioteca de la Sociedad Real Belga de Geografía, fue enviado a San Antonio, Texas. Formaba parte de la misión belga para observar el paso de Venus sobre el Sol que solo se podria ver desde esa zona geográfica.
El 19 de diciembre de 1882 se aventuró a la ciudad de Monterrey. Donde estuvo varios días.


No hubo mucho que le llamara la atención, ya que estaba acostumbrado a las maravillosas arquitecturas de Europa. Pero si le cautivó el paisaje, ya que era un amante de la naturaleza y de las montañas.

En su libro "Le nord du Mexique. IL De la Nouvelle Orléans à la Havane", escribió extensamente y detalladamente sus anécdotas, llenas de interesantes detalles, sobre su estancia en el continente americano y en la ciudad de Monterrey.

"Después de dos días recorriendo y paseando por la ciudad de Monterrey en todas direcciones, estaba yo ansioso de ir a conocer las montañas que rodean ininterrumpidamente de este a oeste. Por la tarde, partí con la firme intención de escalar hasta la cima de "Silla de la Señora"(Cerro de la Silla), pero tuve que abandonar este proyecto, reconociendo, después de más de una hora de camino, que estaba aún muy lejos de la base. Me vi obligado a renunciar a ascender a la Silla y remonté a una montaña menos distante y con menos altitud. Después de una hora de esfuerzo, llegué al final de mi escalada y presencié un espectáculo de belleza incomparable que me mantuvo cautivado por largo rato. Vi a mis pies más de 20 villas y ciudades, comenzando por Monterrey.

Esta antigua ciudad mexicana, se mantuvo por varios siglos sin ningún tipo de relación con otros pueblos e incluso con las regiones sureñas y más civilizadas de México. Tiene un cierto aire oriental cuando se la contempla a distancia y desde cierta altura.


Llegué, no sin dificultades, a un estrecho valle de gran belleza y después llegué a un camino que conducía directamente a la ciudad. Era el 25 de Diciembre, día de Navidad. El clima estaba genial. Era un calor seco, picante, muy tolerable aunque la temperatura a la sombra marcaba más de 35º C. El sol no incomoda jamás en estos países donde el aire contiene poco vapor de agua."

Albert Lancaster, extracto del libro "Le nord du Mexique. IL De la Nouvelle Orléans à la Havane", 1889.

(Fuente:
Jorge Elías).
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